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23 ago 2008

Afirma poeta que la literatura indígena está en pleno renacimiento

México, DF., (Notimex).- El poeta nahua Natalio Hernández todavía lo tiene fresco en la memoria: "la revelación poética se me presentó en 1980.

Estamos hablando de hace casi 30 años y fue por una necesidad de sobrevivencia. "Empecé a radicar en la Ciudad de México en 1978, porque fui nombrado subdirector de Educación Indígena de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Mi residencia permanente en la capital me provocó un conflicto de identidad muy fuerte, el cual se sumó a las presiones de trabajo que tenía como funcionario", añadió.

Y continuó: "venía de un movimiento indígena, en el que había tenido plena libertad para moverme y expresarme.

Pero como funcionario debí ajustarme a ciertas formas de conducción personal que restringían mi conducta habitual.

"Además, el cambio del medio rural al urbano me hacía sentir que estaba muy lejos de mi tierra natal, Lomas del Dorado o Naranjo Dulce, en Ixhuatlán de Madero, en la Huasteca.

Todo esto me provocó un conflicto emocional muy fuerte y la poesía se me ofreció como el espacio idóneo para expresarme libremente", señaló.

Recordó que entonces comenzó a escribir ensayos muy cortos para presentarlos en foros académicos; "el primero, que resultó muy difícil para mí porque no había escrito ninguna ponencia, `Los maestros indígenas para la educación bilingüe y cultural", me permitió confrontarme conmigo mismo en el rol de maestro bilingüe y dirigente, y me obligó a pensar, lo cual resultó muy interesante y alentador".

Fue a partir de entonces, en 1978, cuando empezó a escribir en prosa, específicamente para la reflexión, y dos años después emergió la poesía, abundó el escritor, en quien es evidente el uso exacto del español.

Dijo que la poesía es el espacio donde se descargan las neurosis, las tensiones, "ayuda mucho para que la gente pueda salir de esa situación.

En mi caso, y en el de otros escritores, la poesía actúa como una terapia y ayuda a superar las tensiones".

En la poesía de Natalio Hernández son recurrentes los temas de la naturaleza, que apuntan a la herencia de la poesía náhuatl e indígena.

"Si revisamos la poesía antigua o clásica náhuatl, hay una relación estrecha entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el cosmos, y el hombre y su entorno social.

Eso me marcó, pero también me marcó la vida cotidiana contemporánea, especialmente lo que viví en mi infancia".

Natalio Hernández relata que hace 50 o 60 años la Huasteca era un vergel, "un lugar en donde la naturaleza estaba fuertemente ligada a la gente y a la vida cotidiana de la población.

Ese fue mi caso, porque crecí en un ambiente de ceremonias y ofrendas al maíz, a los dioses del cerro, donde las flores y los cantos estaban presentes.

"Eso influyó mucho en la escritura de mis primeros poemas. Tal fue el caso de `Cempoalxóchitl" (Veinte flores: una sola flor), de 1987, que me publicó el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, gracias a la generosidad de don Miguel León-Portilla, mi maestro desde hace 30 años".

El poemario está dedicado a la "flor de muertos", que es un símbolo que conjunta a los vivos con los que se han ido, a los que regresan cada año.

Cempoalxóchitl es flor de vida y de muerte y representa el ciclo vida-muerte que para los nahuas es uno mismo e indisoluble.
"Más tarde publiqué `Ijkon ontlajtoj aueuetl" (Así habló el ahuehuete), editado por la Universidad Veracruzana.

En este texto el árbol toma la palabra para proponer la recuperación del acervo literario náhuatl y el de las otras lenguas indígenas.

A la fecha, Natalio Hernández cuenta con dos publicaciones de ensayos, uno de 1978 cuyo título fue sugerido por el maestro León-Portilla: "In tlahtoli, in ohtli" (La palabra, el camino: Memoria y destino de los pueblos indígenas).

"En él recogí trabajos de 20 años. Me ayudó mucho entender mi papel personal como escritor y como dirigente para reivindicar los derechos culturales, educativos y lingüísticos de nuestros pueblos".

El otro libro de ensayos, "Queman tlachixque totlahtolhuan" (El despertar de nuestros lenguas), publicado en 2002, está enfocado al movimiento a favor de las lenguas y las literaturas indígenas, y en él plantea que éstas están despertando y renaciendo.

El primero de los poemarios de Hernández se titula "Xochikoskatl" (Collar de flores), de 1985, "es un libro fundacional para mí y para el movimiento de reivindicación de las lenguas indígenas de México.

Lo escribí convencido de que éstas renacerían y hoy estamos en pleno renacimiento, en el inicio del siglo XXI, y de la diversidad cultural en México y el mundo".

Actualmente el bardo nahua está comprometido con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Sistema Nacional de Creadores de Arte, para entregar tres obras en el próximo trienio.

El primer año concluirá el poemario "El vuelo del colibrí", el cual se refiere a esta ave como un personaje que encarna la cultura nahua y que al momento de morir encarga a aquel la conservación de sus lenguas, tradiciones, costumbres y cosmovisiones.

Indicó que el segundo libro estará dedicado a todos los niños mexicanos e incluirá relatos muy cortos para que éstos se enamoren de la cultura de origen indígena.

Refirió que el tercero será una novela que desde hace 10 años ha pensado escribir, a la que titulará "Yohualichan" (La casa de la noche), a la que ubicará en Lomas del Dorado, donde radican sus padres y otros familiares.

Esta obra, anotó, retrata la vida cotidiana de la comunidad con sus problemas y conflictos, "y voy a tratar de sugerir cómo trascender esta situación conflictiva hacia la alegría y al optimismo, porque Yohualichan simbolizará a México en la novela".

Comentó que en el renacimiento actual de las literaturas indígenas mexicanas resalta la actividad de la Organización de Profesionistas Indígenas Nahuas, A.C., fundada en 1973, cuyo nombre en náhuatl es "Nechicolistli tlen nahuatlhtohua maseltlamachtianen", que surgió como una expresión del despertar de los maestros bilingües.

"El organismo nació con tres objetivos fundamentales: saber y escribir en nuestra propia lengua; conocer la gramática de nuestra lengua y el tercer gran objetivo consistía en desarrollar un pensamiento indígena contemporáneo creado por nosotros mismos.

Los dos primeros objetivos que nos planteamos hace cerca de 40 a;os se han cumplido con creces, porque ahora, a principios del siglo XXI, estamos hablando ya de una literatura o varias literaturas indígenas".

Al respecto, comentó que "hay estudios lingüísticos y gramaticales en muchas lenguas, aunque hay que reconocer que muchos de estos textos fueron elaborados en los siglos XVI y XVII y que muchas de las nuevas gramáticas se apoyan en esos estudios.

"De modo que lo que soñamos en 1973, hace más de 30 años, hoy es un hecho y porque nuestras lenguas están resurgiendo y floreciendo.

Esto me da mucho gusto, porque yo fui el primer presidente de la Asociación de Profesionistas Indígenas Nahuas", concluyó.

Natalio Hernández Hernández nació en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, en 1947. Es poeta, ensayista, ex maestro bilingüe y ex funcionario público; actualmente es secretario de Organización y Relaciones del consejo directivo de la Asociación Civil Escritores en Lenguas Indígenas y becario del Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

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