Naucalpan, Méx., (Milenio).- Enclavados en la sierra poniente de este municipio, subsisten al menos 12 mil indígenas que conforman las comunidades de San Francisco Chimalpa y Santiago Tepatlaxco, quienes han salido a los centros urbanos en busca de la ayuda oficial.
El abandono gubernamental, se ha sentido aún más en los últimos 12 años, a pesar de que somos más antiguos que la cabecera municipal, que las emblemáticas torres de Ciudad Satélite, sentencia Natalia Márquez, delegada de los poblados.
No somos migrantes y sin embargo, en la última administración municipal, decidieron rechazar la iniciativa de los ciudadanos en el pago del impuesto predial para evitar la prestación de los servicios públicos más elementales como agua, luz, drenaje.
Nuestros antepasados, nos heredaron los manantiales que brotan en los bosques que rodean las comunidades, de esto nos abastecemos, inquirió Natalia, una joven mujer de origen otomí.
El agua que brota de manantiales en San Francisco Chimalpa y Santiago Tepatlaxco, se mezcla con las aguas negras de ríos contaminados que atraviesan la zona ante la poca infraestructura para almacenarla y distribuirla entre la población que, paradójicamente, sufre escasez del líquido, comenta Natalia.
Los originarios de las poblaciones, ubicadas en la parte alta de Naucalpan, consideran inaudito que se pierda el agua cristalina de los manantiales ante lo que considera la ausencia de una política de gobierno que no atiende de fondo esta situación.
Aquí, uno de los más importantes generadores de riqueza del Estado de México, coexisten núcleos humanos con antecedentes milenarios y otros mas recientes, resultado de un crecimiento formal e irregular y vertiginoso en las últimas cinco décadas, provocado por su ubicación cercana al Distrito Federal y donde se asienta el estratégico corredor industrial valle Cuautitlán-Texcoco, el más importante del país.
A pesar de la modernidad, estas comunidades se organizan aún por el sistema de usos y costumbres, luchan por conservar sus ritos religiosos y con frecuencia se reúnen para pedir la benevolencia de sus ancestros para aliviar el abandono oficial, la marginación y la pobreza de los núcleos indígenas de origen Mazahua, Otomi, Nahuatl, Matalatzinca y Tlahuica de Naucalpan.
Según cifras oficiales, del Censo de Población y Vivienda 2005, el Estado de México, alberga 312 mil 319 personas de 5 años y más hablantes de alguna lengua indígena; de ellas, 182 mil 899 corresponden a los pueblos indígenas originarios del estado y los 129 mil 420 restantes pertenecen a personas indígenas de otras entidades del país.
Los pueblos indígenas en el Estado de México, que históricamente han compartido el territorio son cinco; en orden descendente, según el tamaño de su población son: el pueblo mazahua, con una población total de 95 mil 411 hablantes, que representan 52.2 por ciento de la población originaria; el otomí, con 83 mil 352 hablantes, que significan 45.6 por ciento; el náhuatl, con 2 mil 367, que representa 1.3 por ciento.
Mientras los matlazincas, con 952 hablantes, representan 0.5 por ciento y finalmente el tlahuica, con una población total de 817 personas, significan 0.4 por ciento.
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