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29 oct 2009

Sin religión los altares de muertos en la Región Triqui



Por René López, corresponsal

San Juan Copala, Oax.-
En el pueblo autónomo de San Juan Copala, región Triqui de Oaxaca, dese hace quince días ya iniciaron los preparativos para recibir a sus fieles difuntos desde el 31 de octubre al 2 de noviembre; el altar se ubica al ras del suelo en petate nuevo, y se colocan 9 platos con igual número totopos, nueve veladoras, aroma de copal, figuras de caballos y burros para que los difuntos regresen al termino de su día.

Desde quince días antes los preparativos inician con la acarreada de leña que los hombres llevan desde el campo para poder cocer los alimentos, mientras tanto las mujeres se encargan del preparado de los totopos que habrán de colocar en el altar.

Con petate nuevo colocado al ras del suelo el altar es dedicado a los niños que llegan el 31 de octubre, donde se colocan 9 platos de totopos, igual número de veladoras, aroma de copal, flores amarrillas que recolectan del campo y frutas regionales como el zapote, dulce de calabaza, naranja, mísperos, y se adorna con arcos de cañuelas y palmillas silvestres.

Marcelino Cruz Martínez, oriundo de la comunidad de San Juan Copala en entrevista dio a conocer, que en este municipio como en las 29 comunidades que le pertenece, la costumbre y tradición de celebración de día de muertos es la misma.

En zona Triqui en este día no hay ningún ruido, mucho menos pleitos o cualquier tipo de ruido, ya que son días de guardar y dedicarlo a la llegada de sus familiares que ya murieron, a quienes con respeto se les dedica la poca comida o mucha que pueda existir en el pueblo.

En los altares no se pone ninguna imagen católica y mucho menos agua bendita, y solo se anuncia la llegada de los fieles difuntos con cuetes, los que truenan en mayor porción con la llegada de los muertos grandes el 1 de noviembre, a ellos se les recibe con un altar con la altura del doble de una mesa, con arco de cañuelas adornado de palmillas, flores de cempasúchil, flores silvestres que recogen del campo, frutas regionales y mole de res.

Cinco días antes los pobladores se organizan y matan un toro, el que es repartido por pieza y vendido a los pobladores para preparar un rico mole de res que es colocado en los altares, el que se acompaña de otras comidas como mole de frijoles o de ejotes, frijol molido y 27 platos con 9 totopos cada uno e igual número de veladoras.

También la gente sigue colocando en sus alteres del primero de noviembre figuras de caballos y burros que realizan con zacate, ya que se piensa que al término de esta celebración del día de muertos, los que llegaron a degustar de la comida regresan cargados.

Los Triquis al estar realizando sus alteres lo hacen con la fe de esperar a sus familiares, así también dirigen unas palabras en el idioma Triqui donde dan la bienvenida; para el 2 de noviembre se dirigen al panteón donde llevan flores y la comida del altar para compartir en este lugar y acompañarse de la música Triqui que se toca con violín y guitarra.

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