Taxco, Gro., (EFE).- Expertos mexicanos reunidos en el décimo congreso anual del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reivindicaron hoy la figura de los chamanes como "diplomáticos cósmicos" que median entre las diferentes realidades existentes en el universo.
Bajo el título "Chamanismo y nagualismo", cerca de 80 antropólogos analizan desde ayer y hasta el próximo viernes las prácticas mágicas, curativas y rituales de los indígenas de diversas zonas de México en el congreso celebrado en la ciudad colonial de Taxco.
Los participantes son miembros de algunos de los 20 equipos de investigación distribuidos por distintas regiones indígenas del país, pertenecientes al proyecto nacional Etnografía de las Regiones Indígenas de México.
Saúl Millán, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y coordinador del grupo de la Sierra Norte de Puebla, en el centro de México, explicó que la creencia en esa zona es que el alma de los humanos está dividida en varias partes que deben permanecer unidas.
Cuando no lo están, estos curanderos que practican la medicina tradicional deben recuperar la parte perdida para volver a juntarlas, indicó el especialista, que acuñó el término de "diplomático cósmico".
En su opinión, el tema del chamanismo y del nagualismo es "muy complejo", ya que se trata de "poner en relación los vínculos entre hombres y animales, entre cuerpo y alma, entre objetos y sujetos".
El chamanismo es la capacidad de una persona de relacionarse con objetos de la naturaleza y espíritus en un estado alterado, recurriendo a sustancias psicotrópicas o a través del sueño.
Por su parte, el nagualismo es la capacidad de convertirse en animal o en un objeto de la naturaleza, y de actuar sobre el mundo humano y practicar curaciones.
Ambas son prácticas de medicina tradicional, una práctica usada por "el 40 por ciento de la población", señaló.
El foro pretende destacar más que nunca las diferencias entre los ritos de las distintas regiones mexicanas ya que, como indica la coordinadora de la zona de Michoacán (oeste mexicano), Aída Castilleja, "es importante atender a las particularidades culturales de cada pueblo para poder entender bien el todo".
Para los curanderos de Michoacán, "el diagnóstico de una enfermedad no es una suma de relaciones de causalidad (si tomas tal cosa te va a dar tal efecto), sino que tiene que ver con muchas otras cosas, con relaciones complejas como dónde enfermaste, con quién estabas...", añadió.
La coordinadora de la zona que abarcan los estados norteños Chihuahua-Sonora-Sinaloa, Claudia Harris, dijo, por su parte, que los curanderos de allí tienen una gran dependencia de la botánica para curar y manejan la creencia de que las plantas tienen una especie de fuerza o alma que actúa sobre el cuerpo.
Javier Gutiérrez Sánchez coordina la zona sur de Chiapas, donde abundan diversos grupos mayas, que ven tras la enfermedad la mano del diablo, que sustituye el espíritu de la persona por el mal.
Así, explicó, en Chiapas hay diferentes curanderos para cada uno de los males, algunos tan curiosos como el "mal de la vergüenza de pollo o cerdo".
Este se produce cuando se hace una fiesta en casa y no hay suficiente comida, lo que lleva a la familia a "enfermar de vergüenza".
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