El pasado sábado 11 de octubre, los indígenas se enfrentaron a un “grupo de choque” que intentó recuperar el predio y desalojarlos. Se atrincheraron y repelieron la acción al destapar un tanque de gas, el cual estaban dispuestos a prender fuego en caso de que los sacaran.
Luego de un proceso judicial que se inició en 2007 en el juzgado 24 de lo civil, explicó Rogelio López, representante de los indígenas que habitan el inmueble, se le reconoció la propiedad a Virginia Telich Cleveland. “Nunca asistió a las audiencias durante el juicio, además el contrato de compraventa que presentó está fechado en los años que estuvo secuestrada Nellie y se dijo que estaba en la indefensión, por eso pudieron manipularla”, relató el representante mazahua.
En enero de 1999, las familias de indígenas ocuparon el inmueble, que llevaba varios años abandonado. La casa se había convertido en tiradero, depósito de cascajo, pues años antes había sido saqueada, las pertenencia de la también escritora fueron hurtadas.
Muebles, ropa y pinturas desaparecieron durante el tiempo que duró deshabitada, relataron los actuales moradores, quienes se han documentado sobre la historia de la bailarina. “Cuando llegamos empezamos a limpiar. Todo lo que veíamos de Nellie Campobello los separamos. Estaban unos rollos de papel que luego resultó eran pinturas de José Clemente Orozco, Roberto Montenegro, pero más tarde se los llevó la PGR”. El hallazgo hizo sentir al grupo de indígenas como participantes en la investigación, incluso durante un tiempo mantuvieron comunicación con el comandante Guillermo Collins, de dicha dependencia.
La casa mencionada tenía un valor artístico, ha sido modificada con base en las necesidades de las familias. Los muros que sostienen la estructura se han mantenido, así como la recámara que ocupó la coreógrafa y el cuarto de madera donde vivía la mujer encargada del aseo, todo lo demás ha desaparecido.
Los trabajos, comentó López, se hicieron por la ocupación y ante el deterioro que se presentaba hubo que hacer colados, reforzar muros y habilitar escaleras. Además la entrada principal luce diferente, pues abrieron una tienda de abarrotes y dos negocios de comida.
La puerta se ha convertido en una fortaleza. El ingreso al inmueble está fuertemente resguardado. Con láminas y seguros de doble candado se aseguró la entrada principal para evitar el desalojo que amenaza a las más de 90 personas que viven “en la casa de la bailarina Nellie Campobello”, y como muestra presentan las boletas de predial y agua que hasta le fecha llevan su nombre.
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